martes, marzo 20, 2007

RESUMEN DE NOTICIAS

Como siempre sucede lo bueno dura poco, y YouTube se convirtió en YoTuve unos videos clics muy buenos pero ya no'tan, por eso me inclino a creer que la piratería es una especie de venganza contra los que siempre cobran mas de lo que valen las cosas. El clima esta rancio y huele raro, el viejo chocho reaparece entre los que se aferran en verlo cada vez mejor a pesar de que como la puerca de Valladares va barranco abajo sin freno, que si vuelve o se va, y ¿De qué nos sirve ?, si al final el show lo vamos a ver desde la acera de enfrente pero sin balcones, al final las jineteras serán legalizadas, el latrocinio será el himno nacional y la corrupción llegará como aporte a la próxima constitución, el narcotráfico será el deporte nacional y el secuestro express estará en el hit parade por algunos años, al final el país será más parecido a Haití con cierto aire a Tailandia sin palitos chinos ni lemon grass, algunos ingenuos regresarán ilusionados, y se irán tan pronto cuando descubran que La Habana no existe más, que al igual que nuestros queridos viejitos, los recuerdos y las esperanzas se acaban, lo que se va no regresa; estarán eso sí, las animas y los espectros arrastrando los lamentos de lo que fue y solo será rescatable ver la caída del sol en el Malecón, por eso quizás, valdrá la pena intentarlo todo de nuevo.

miércoles, marzo 14, 2007

JOSE MARTI Y LOS VIAJES A CUBA / 1887


…¡Nos trajo aquí la guerra, y aquí nos mantiene el aborrecimiento a la
tiranía, tan arraigado en nosotros, tan esencial a nuestra naturaleza,
que no podríamos arrancárnoslo sino con la carne viva!

¿A qué hemos de ir allá, cuando no es posible vivir con decoro, ni
parece aún llegada la hora de volver a morir?... ¿A qué iríamos a
Cuba? ¿A oír chasquear el látigo en espaldas de hombre, en espaldas
cubanas, y no volar, aunque no haya más armas que ramas de árboles,
a clavar en un tronco, para ejemplo, la mano que nos castiga?

¿Ver el consorcio repugnante de los hijos de Los héroes, de los héroes
mismos, empequeñecidos en la pereza, y los vicios importados que
ostentan, ante los que debieran vivir de espalda a ellos, su
prosperidad inmunda?

¿Saludar, pedir, sonreír, dar nuestra mano, ver, a la caterva que
florece sobre nuestra angustia, como las mariposas negras y amarillas
que nacen del estiércol de los caminos? ¿Ver un burócrata insolente
que pasea su lujo, su carruaje, su dama, ante el pensador augusto que
va a pie a su lado, sin tener de seguro donde buscar en su propia
tierra el pan para su casa?

¿Ver en el bochorno a los ilustres, en el desamparo a los honrados, en
complicidades vergonzosa, al talento, en compañía impura a las
mujeres, sin los frutos de su suelo al campesino, que tiene que ceder
al soldado que mañana lo ha de perseguir, hasta el cultivo de sus
propias cañas?

¿Ver a un pueblo entero, a nuestro pueblo, en quien el juicio llega
hoy a donde llegó ayer el valor, deshonrarse con la cobardía o el
disimulo? Puñal es poco para decir lo que eso duele. ¡Ir, a tanta
vergüenza! Otros pueden: ¡nosotros no podemos!

José Martí
10 de Octubre de 1887

domingo, marzo 11, 2007

LAS INVENCIBLES TROPAS ESPECIALES DE CUBA

SOY CUBANO por AGUSTIN TAMARGO


Sobre mi mesa de trabajo encontré una nota. No sé de dónde vino, ni quién la escribió, acaso fui yo mismo en días que he olvidado. Pero quiero transmitirla a mis lectores porque creo que recoge un sentimiento colectivo. La nota dice así:
Soy cubano. Para algunos tal vez no es mucho, pero a mí me basta y me sobra. Soy cubano. Podría ser venezolano, español o norteamericano. Pero sería un modo de ser artificial, de voto y pasaporte, hijo del papel y la tinta, que no cuadra a mi naturaleza. Soy cubano. Un cubano integral, de las buenas y de las malas. Soy cubano. Tengo un himno y una bandera. Y tengo, sobre todo, una historia, llena de nombres, hechos y lugares gloriosos en la que bebo, como en una fuente, cada vez que me acosa el desaliento. ¿Podría cambiar por algún hecho histórico extranjero a Las Guásimas, Palo Seco y Peralejo? ¿Podría negociar por algo el 10 de Octubre, el 24 de Febrero, Baraguá, Playa Girón o El Escambray? Soy cubano. Cubano de café negro, de tabaco y de casabe, de son y de ron, de baile en La Tropical y de guateque guajiro. Soy cubano de hablar a gritos, de jugar a la pelota, de piropear a las mujeres. Y de bajar como un río de fuego por la escalinata de la universidad.
No soy un hombre, si se mira bien, soy una pasión que camina, y cuando enfrento la realidad última de mi vida, que es la de que no tengo patria, me vuelvo una verdadera furia. Por eso los extranjeros no me entienden. ¿Cómo van a entender que quien lo tiene todo siga pidiendo más? Y es que esos extranjeros no saben que ese todo, adquirido en tierra prestada y bajo sol ajeno, no puede curar una enfermedad fatal que se llama nostalgia de la tierra natal. Dicen que lo bello, cuando se pierde, se vuelve más bello todavía. ¿Y qué era Cuba desde que la bautizó Colón sino la tierra más hermosa que ojos humanos vieron?
Así, dentro del alma, carga el cubano a Cuba por todas partes como un escapulario para defenderse de la soledad. Podría decir también como un escudo. Con la historia de Cuba al brazo va el cubano por el mundo defendiendo a su tierra bienamada frente al envidioso y el calumniador. Cuba es su niña. Cuba es su obsesión y su desvelo. Cuba es su madre, pero es también su hija. Cuba es su amante lejana inolvidable. Los libros que el cubano no leía en la isla los lee ahora aquí. La música que allá no escuchaba la escucha ahora aquí. Los cuadros que allá no miraba los mira ahora aquí. El cubano no vive en una casa ni en un apartamento, vive en un baúl de recuerdos. Cada vez que abre ese baúl y encuentra una fotografía marchita por el tiempo sufre una herida. Cada palabra criolla que no conocía o había olvidado y redescubre de pronto se le transforma en un instrumento defensor de su autenticidad. En el hipódromo de Hialeah hay una hermosa guardarraya de palmas. No son palmas canas, ni palmetos, sino palmas reales, ésas que en Cuba coronan las lomas y las riberas de ríos. Están allí, pero fueron traídas de allá. Se asegura que por las noches un hombre solitario camina bajo esas palmas hablando solo. No es invención de nadie. Ese hombre soy yo.
Soy cubano. No quiero, ni puedo, ni acepto ser ninguna otra cosa. Ser cubano es hoy una prueba amarga, un desafío. Allá en la isla un sujeto inicuo que una vez metió en ella a los rusos mete ahora a los traficantes y a los turistas extranjeros con la misma finalidad: pisotear al nativo. Aquí en el destierro, la prosperidad material por un lado y la indiferencia del extraño por otro, hacen del cubano un ser solitario e incomprendido. Nadie lo entiende, nadie respeta su afiebrada vigilia en espera del amanecer de la libertad. Todos le piden que se olvide, que se adapte, que haga como el resto de los refugiados del mundo, que inicie una nueva vida. ¿Se puede, realmente, iniciar una nueva vida? ¿Dónde afincará sus raíces esa nueva vida? ¿En el Cuatro de Julio americano? ¿En el Dos de Mayo español? ¿En el 14 de Julio francés? No, no.
La historia de un pueblo no puede ser una falsificación copiada. La historia de un pueblo es una continuidad, el plebiscito diario de que hablaba Renan. De Diego Velázquez a Fidel Castro la historia de Cuba ha sido un largo peregrinaje hacia la única felicidad posible: la que proporciona la libertad. Cuba mató su indio, masticó su negro y se tragó su español y de esa misteriosa ceremonia de sangres mezcladas, de infinitos tonos, sacó al cubano.
Hombre de islas, hijo del sol, ese cubano lo ha sido todo sobre su tierra ardiente. Matemático y jugador de gallos, ajedrecista y cantor de puntos guajiros, hacendado y político, rumbero y profesor. Fernando Ortiz es el cubano, Miguel Matamoros es el cubano, Gastón Baquero es el cubano, Alvarez Guedes es el cubano, José Canseco es el cubano, el chinomulato Wifredo Lam es el cubano. ¿Se puede olvidar un país así sólo porque el anfitrión ocasional sea generoso y la mesa esté bien servida? Yo sinceramente creo que no. Como decía Martí de los que iban a su tierra cuando aún el español la ofendía con su presencia: Otros pueden, yo no puedo''.
Hasta aquí la nota misteriosa que encontré en mi escritorio. Apareció allí como una página testamentaria, como una botella al mar. Vino Colón, vino Hernán Cortés, vino la desolación de la huida en masa. Pero la isla está allí, Cuba está allí. Esperando con los brazos abiertos por sus hijos dispersos. Hijos a los que simboliza dolorosamente ese cubano que habla solo por las noches bajo las palmas de Hialeah.

jueves, marzo 08, 2007

CUBA PRIMERO, CUBA DESPUES Y CUBA SIEMPRE

Se ha ido un cubano de los grandes, su verbo afilado y tierno, ya no lo escucharemos en vivo, su palabra y enseñanzas quedan en cada uno de nosotros los que le adoptamos como faro y guía de cubanía, nadie como él supo bañarnos de esa fe en el futuro de Cuba, en lo mejor de sus hijos, hoy que ya no esta de cuerpo presente, sabemos que no podrá llenarse el vacio que deja su partida, solo si sabemos retomar su antorcha y seguir a pesar de las adversidades y la indolencia hipócrita de muchos de los que deberían ser nuestros aliados, hoy al menos yo, sigo con la terca convicción de que no habrá conjura ni conspiraciones que impidan que nuestra Patria alcance su camino natural hacia la libertad y la salvación nacional, hoy los pocos que aún creemos en lo imposible, seguimos dispuesto a pagar cualquier precio, por llegar a la meta que siempre impulsó la fe de nuestro maestro Agustín Tamargo. No ha muerto un cubano más, hemos perdido un faro cuya luz nos guiará en lo adelante, nada compensa el dolor que se siente cuando un amigo se va, pero sabemos que contamos con el mejor orador que será el mejor aliado allí donde van las almas de los buenos. Gracias Agustín por enseñarnos a conocer y amar una Patria tan cercana y lejana a la vez, gracias por tus lecciones, gracias por tu gallardia y tu cubanía, hoy la Cuba eterna te acoge en su seno como uno de sus más preciados hijos. En su día recibiras el homenaje que te mereces en una Cuba como la pensaste siempre, nunca te olvidaremos y siempre repetiremos contigo:
¡ Cuba Primero, Cuba después y Cuba siempre !