HAN PASADO POR LAS ARMAS SU POLITICA HACIA CUBA"
¡Que trampa tan bien hecha nos han hecho,que somos el ratón y la carnada;la pared y la punta de la espada,el embudo y su cono más estrecho!¡Qué modo de torcernos tan derechoque resultamos crimen y coartada!¡Qué trampa tan bien hecha y adornadacon nuestro propio estilo contrahecho!"
René Ariza
No vamos a pronunciar sus nombres por dos poderosas razones: La primera, porque no es necesario, todo el mundo sabe de quienes se trata y la segunda es obvia, por el respeto que sentimos por nosotros mismos, ya que el mero hecho de nombrarles rebajaría profundamente nuestra condición humana. Han pasado por las armas su política hacia Cuba. Resta ahora sólo sacarla a un oscuro y sucio traspatio para rematarla con un tiro en la nuca. Se trata de ni más, ni menos, de un crimen gélidamente calculado. Todo tan frío como un concepto... Pero eso no será suficiente. Ya que no es "politicamente correcto" que se les señale históricamente como los perpretadores únicos de tamaño crimen, tratarán igualmente de arrastrar a "sus vecinos" a prostituirse con ellos. A los malvados siempre les urge acompañar sus monstruosidades. Casi toda la trama ha transcurrido en las sombras; aunque una que otra vez, pero siempre con impudicia, se nos restregó en el rostro cada nuevo golpe bajo. Nada de lo que hemos visto, nos asombra. Tampoco lo que sobrevendrá. Agazapados en sus cubiles, visten de caballeros y señoras y se regodean en rimbobantes cargos y atributos de poder, pero sin pronunciar sus nombres, todos sabemos de quienes hablamos; de quienes son los que señalamos como grandes culpables. El lamentable, triste espectáculo nos ha estremecido. El escenario ha sido público. En fin un verdadero destape... Raramente en política se ha hecho gala de tanto cínico talante, de tanta discursiva soberbia, y de tanta redomada desverguenza e impunidad. Quizás sólo en la desfachatez aquella del nazismo, y por supuesto en la de los maleantes de La Habana. Se han complicitado con los victimarios y vuelven la espalda a las víctimas. Las monedas han quedado dispersas; cada cual ha tomado su parte. Dicen de sí que ondean la bandera de los de abajo; que protestan toda injusticia; que desprecian la tiranía y aborrecen las dictaduras... Pero, ¿quienes les creen? ¿A quienes ya engañan? Mientras, en la Isla de Martí, se prolonga mucho más la ya muy larga noche totalitaria...
Editorial
La Nueva Cuba
Octubre 4, 2007
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