No tardaron en oírse, tras la justa muerte a pura caña de Osama Bin Laden, las voces piadosas que lamentaran que se lo cargaran así, sin que "se le sometiera a la justicia" de cuerpo presente, ni quienes se quejaran de que lo que le hicieron las fuerzas especiales norteamericanas en Abbottabad tuvo más que ver con una venganza que otra cosa, ni tampoco quienes hicieran pucheros por las celebraciones públicas de algunos centenares de jóvenes norteamericanos. Supongo que la gente bien que se ha expresado de esta guisa, incluyendo algún que otro rival doméstico y foráneo del presidente Barack Obama, estará esperando ahora una disculpa del mandatario, algo así como, caramba, usted tiene razón amigo mío, se nos fue un poco la mano y el gatillo, pero no se preocupe que la próxima vez le leeremos oportunamente sus derechos de Miranda al fugitivo, lo trasladaremos coca-cola en mano al circo carcelario de Guantánamo y todo tan chuchi. Pero lo cierto es que con Bin Laden se hizo la más pura de las justicias posibles, la que nace de la intuición y de las entrañas, la que nos lleva a aplaudir como niños los fines de películas en los que pierden los malos y la que todos en el fondo anhelamos cuando nos toca ser víctimas de cualquier tropelía.
Daniel Morcate / El Nuevo Herald
1 comentario:
segun en CNN (edicion EUA)
http://www.cnn.com/2011/TRAVEL/05/07/muslims.kicked.off.plane/index.html?hpt=T2
una cosa es protegernos, otra es ser paranoicos y hacer la vida imposible a otros,no creen?
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