CARTA ABIERTA A PABLO MILANES
Por Ondina León
Guitáfora/16 de agosto de 2011
Pablo:
Tú pudiste haber sido un hombre bueno, pero te ha faltado el primer valor que un ser humano tiene que tener: el valor. Y no es que te hayan faltado oportunidades a lo largo de tu vida para alcanzar ese coraje ético.
Cuando estuviste en los campos de concentración de la UMAP, debiste tener el valor de reconocer que tu revolución era una dictadura represiva, que no respetaba ni el talento artístico ni la libertad de cultos religiosos ni mucho menos la diversidad en la identidad sexual. Pero no, preferiste buscar refugio debajo de la falda de Haydée Santamaría, esa misma “libertadora” que se ajustició, para poder seguir cantando, sobre todo a los represores y a los asesinos fotogénicos, como Ernesto Guevara, con la libertad de los siervos o los galeotes.
Durante el llamado “Quinquenio Gris” de la cultura (¿alguna vez ha sido luminosa una dictadura?), ¿cuántas veces alzaste tu voz contra la defenestración y el “ninguneo” de tantos intelectuales y artistas? ¿Tendré que recordarte casos y nombres? Seguro que no: tú los conoces muy bien, de cerca, a la mano...
Cuando las campañas bélicas del imperialismo castrista en África, a donde tu gobierno enviaba a nuestros compatriotas a morir, sobre todo a los negros, como nosotros, con el axioma elemental de “los cubanos ponen los muertos y los rusos, las armas”, ¿cuántas veces te rebelaste contra esta injusticia bárbara? Ninguna, que yo sepa, porque preferiste cantar “la gloria que se ha vivido”, esa que ha vestido al dictador de “legitimidad” y “respeto” ante las izquierdas del mundo.
Cuando en 1980, durante el carnaval de los vándalos castristas, que repudiaban con palos y piedras a los que querían huir de la pesadilla caribeña, tú, guitarra en mano, declarabas a voz en cuello “yo me quedo”, porque eres del Caribe y amas esa isla, que para ti no es una gran cárcel con barrotes de espuma de mar y tiburones guardianes. ¿Realmente no sentiste vergüenza de ser cubano en aquel entonces? Yo sí, y mucha, porque cuando un pueblo se envilece, Dios llora.
Y, más tarde, cuando en 1994 se produjo “El Maleconazo” y el éxodo (otro más) de miles de balseros, ¿no se te ocurrió preguntarte por qué Cuba se seguía desangrando en una espiral de desastres absurdos y maquiavélicos?
Y hoy, ¿no te preguntas por qué tu patria se ha convertido en otro Haití? ¿Ya les escribiste una canción a las Damas de Blanco, ahora que dices que hace falta libertad en tu tierra? ¿Cómo te juzgo, coterráneo? ¿Qué hacer, entonces?
Dentro de unos días darás un recital en Miami, conocida como la Capital del exilio cubano, y hay tremendo debate sobre si tienes derecho a presentarte o no, donde están refugiadas tantas víctimas del castrismo. Para mí está clarísimo que, en este enclave de libertad y democracia, todo el mundo tiene derecho a cantar, sea de izquierda, de derecha o castrista, como tú. Como también los cubanos debería tener el derecho y el deber de dejarte sin audiencia, a teatro vacío; o a parapetarse en otro recital con artistas libres, que te silenciaran con su música. Sin embargo, tristemente admito que sé que llenarás ese estadio, porque la mezcla de amoralidad y nostalgia aberrada, de irresponsabilidad histórica y egocentrismo, de frivolidad y desmemoria, que padecen muchísimos cubanos y otros tantos hermanos de América Latina, te garantiza la audiencia.
Yo no estaré allí ni te aplaudiré ese repertorio, que tienes que haber escogido muy bien, en otro ejercicio más de complicidad con el castrismo, para demostrar que “eres artista, no político”, como eructan esos colegas tuyos a los que no les importa Cuba y sus miserias. ¿De verdad tú crees que eres “progresista” y socialista? Deberías tener el valor de admitir que en Cuba no puede haber progreso real bajo la bota del castrismo, ese añejo sistema de patologías. Pero, claro, creo que tus vacaciones en Cancún, junto a tu esposa española, o el mojito que te tomas en tu residencia habanera con piscina, no te permiten pensar bien.
Me hubiera gustado mucho comenzar esta carta diciéndote “Querido Pablo”, pero reconozco que soy muy imperfecta y me cuesta la vida querer a alguien que le desea salud a un tirano sanguinario. Lo siento, Pablo, yo también soy Cuba, aunque apenas me reconozca a mí misma, desde que me desterraron a golpes de injusticias y de complicidades, como esta tuya, imperdonable.
8 comentarios:
Ondina pero no vives en Cuba, es muy facil hablar desde fuera del tablero de ajedrez de la partida que se hace en el. YO SI IRE A VER A PABLO! y me deleitare con sus canciones como la mayoria de los cubanos que vivimos aqui, los que no iran sera por miedo o por recalcitantes, alla ellos se pierden el concierto.
"...Como la mayoría de los cubanos que vivimos aquí."
amigo Juan Gomez ¿ Desde cúando es Ud. portavoz o representante de los cubanos de Miami? que yo sepa cada cual tiene su punto de vista sobre ese tema pero de manera personal, si quiere disfrutar del cantante esta en su pleno derecho, pero no ataque al mensajero, analice el mensaje y trate si la bota se lo permite, de aceptar la visión ajena, la democrácia es para todos, acá no hay actos de repudios sino protestas porque es un derecho, aunque a otros les moleste, haga la suya y aplauda bien fuerte cuando le toque su turno. YO NO IRÉ pero no alardeo por eso.
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verdaderamente yo ni de joven me gusto su musica y no por politica sino porque yo era mas hacia el rock
Si hay quienes van a oir cantar a los que alaban a los que destruyeron y destruyen una Nación, si los causantes de que estemos fuera de la tierra pueden venir aquí a Proponernos que aceptemos la descojonación (aquí = Exilio, no importa en que rincón del planeta), entonces estamos muy mal. Pero bueno, la Democracia y la Libertad son tan grandes que dejan espacio para quienes la niegan también. Pablo y Pablito, Silvio y Silvito, Formel y Samuelito, toelmundo canta...
La democracia cada cual la entiende a su manera, por ejemplo estoy de acuerdo que se proteste a Pablito, a los organizadores del concierto, etc, no hay lios con eso.
Creo que lo que no tenemos derecho, es a insultar, abuchear y discriminar a las personas que no piensan igual, y van sencillamente a ver a Pablo. No son la mayoria los que lo hacen pero si existen, lo vemos en videos y programas en TV como insultan a los que no piensan igual a ellos y de alguna forma se comportan igual a los que lo hicieron en Cuba en el 80 cuando el Mariel.
Todos de una forma u otra fuimos parte del proceso en Cuba, llegamos a creer en el, hasta que despertamos un dia y nos dimos cuenta del tremendo engaño y sencilamente nos fuimos, porque nos dimos cuenta que en Cuba no hay manera de arreglarlo (aunque algunos crean que si).
Acabo de leer la carta de Pablo Milanes en respuesta a la exacerbada frustracion de Edmundo Garcia por entrevistarle sin el mas mínimo logro, y no puedo apartar mi consciente pensante de una imagen que al parecer ha estado aguardando por este momento para salir de algun archivo olvidado en mi subconsciente, que por razones biológicas del cerebro humano no podemos borrar tal cual hacemos en el disco duro de un computador. Sucedió en una esquina habanera, el lugar es lo de menos dada la proliferación de la actividad.......Eran dos jineteras, articulando un enfrentamiento con frases propias de su género pero con cierta influencia literaria de escuela secundaria de la que nunca trascendieron porque el oficio de la calle les supeditaba el instinto de supervivencia por el camino mas fácil en una sociedad hostil gobernada por un régimen no menos hostil ...Una, aparentemente con mas rango que la otra , por sus años de dedicacion ininterrumpida al servicio de "El Chulo Mayor" y con mas logros adquiridos por sus excepcionales méritos en el arte de la adulación musical , le espetaba a la otra que ella era ingobernable e incuestionable en sus andares internacionales y que tenía mucho kilometraje a su favor.....La otra, una blanquita venida a menos, envidiosa, recalcitrante, y apabulladoramente pendenciera , no podia soportar que la mulata jacarandosa a pesar de estar muy entradita en años , aún sabía de como agenciárselas para ganarse un buen billete sin darle cuentas a nadie y a última hora querer escapar de las fauces de "El Chulo Mayor" antes de que este reciba la estocada final. Quizas sea una coincidencia demasiado cruel o una analogía de lo absurdo, pero la realidad siempre supera a la ficción y no es nada ficticio lo que está ocurriendo ahora mismo en La Habana y en muchas otras partes de Cuba, en que mientras simples mujeres de pueblo, con toda la valentía y el arrojo que las enmarca, exponen sus vidas en aras de una Patria libre y democrática, dos "mujerzuelas" en Miami se disputan en una bronca epistolar la inquebrantable lealtad y admiracion por "El Chulo Mayor" Angel Calzadilla
Ondina esta por arriba de la bola. Me gusta esa negra culta y moderada, pero contundente. Y como sabes
cosas, tu, y lo bien que sabe decirlas.
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