jueves, marzo 06, 2008

LA FIESTA CUBANA



Aún no han llegado los invitados, en la terraza del fondo Pancho va llenando las neveras portátiles con hielo y cervezas, en la gran mesa las bandejas de pastelitos, croquetas, tamalitos, chicharrones, bocaditos y otras golosinas, comparten el espacio con los contenedores de aluminio llenos de congrí, yuca con mojo criollo y puerco asado en abundancia, la anfitriona aún no ha regresado de la peluquería, la abuela sentada en un rincón no deja de lamentarse por el exceso y la exagerada cantidad de comida, en tanto sus otros hijos en Cuba no les alcanza la “ayudita” que les envian religiosamente cada mes. Suena el teléfono y ya se anuncia la llegada de los primeros, por fín aparece Puchito el hijo mayor de la casa, con todo un sistema de sonido: bafles, amplificadores, reproductores de CD, en fín, más de 100 watts de salida, lo suficiente para amenizar un bailable en cualquier estadium deportivo, y comienza a instalar la parafernária sonora, ya Pancho ha dejado lista toda logística gastronómica, por el umbral de la puerta aparecen los primeros invitados, gritos, abrazos, chistes y nalgadas, aderezadas de una buena tanda de reproches y aprobaciones, Pancho les invita a sentarse para iniciar una buena conversación, en eso, Puchito conecta el sistema de audio, y por arte de magia, Benny Moré se incorpora al grupo, Pancho gesticula mientras los invitados asienten como si escucharan, a gritos y gestos parecen como que se entienden, la música lo llena todo, las bandejas vibran, al compás del bajo y las trompetas que no pueden ser más estridentes, y siguen llegando más gentes, más gritos, más gestos, alguien rompe el plástico de las bandejas y todos se avalanzan sobre la gran mesa, platos desechables se llenan de humeante congrí, yuca, puerco, pasteles y tamalitos, una voz pregunta por la ensalada, pero nadie le responde, un chistoso le recuerda que eso es para las vacas, todos comen y beben, ya llegan: Albita, Los Van Van, Celia Cruz y Chirino a 100 watts de salida, el ruido ( ..perdón…la música ) se escucha a varias cuadras de distancia, a las 12 de la noche la policía toca inútilmente a la puerta y no tiene más remedio que utilizar potentes linternas para llamar la atención de la fiesta, alguien se percata y avisa a Pancho, cuando regresa se dirige al equipo y baja el volumen hasta que sólo se escucha en al terraza, Puchito protesta, y varias parejas dejan de bailar, todos se sientan cansados y sudorosos, Pancho apenado se disculpa – Perdonen caballero, pero ya saben como son las leyes de este país…esta gente no sabe como divertirse.
Entonces, indaga por alguien que no vino e inmediatamente todos hablan y comentan a la vez, aún con los oidos zumbandoles, conversan gritando a toda voz: anécdotas, recuerdos, chistes, opiniones,,,hasta que a la 1 de la madrugada regresa la policía y da por terminada al fiesta. Pancho mientras va despidiendo a los que se retiran, en la puerta de la casa, se lamenta de nuevo..- ¡ Caballero, qué ganas tengo que “aquello” se acabe para regresar, Coño chico, esto no hay quien lo aguante!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda es una ralidad. Fruto de una identidad que aunque duela a los seudo-intelectuales que la critican , definen la forma, quizas no la mas correcta, pero genuina de ser de los caribeños y por ende de los cubanos.