domingo, mayo 31, 2009
sábado, mayo 30, 2009
miércoles, mayo 27, 2009
¿ Requiem por Mario Benedetti ?
El Benedetti de aquellas cuarenta novelas
Belkis Cuza Malé
Ha muerto en estos días a los 88 años el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti.
No voy a a hablar aquí de su obra, sino de su persona. Su obra no me interesa para nada. Su poesía tiene el aire de su vocación juvenil, la del perfecto oficinista, es decir, la antítesis de lo que pensamos ha de ser un poeta.
Cuando lo conocí en 1966, había publicado ya algunos de esos libros que concibió detrás de un buró. Pero no era nadie todavia.Benedetti llegó a Cuba como miembro del jurado de novelas en el Premio Casa de las Americas de 1966, si no me equivoco. Uno de los tantos escritores que pululaban en los círculos literarios de Montevideo, que había arribado tarde, como él mismo diría luego, a *la generación del 45*.No me gusta hablar mal de nadie, y menos de un muerto. Pero quiero analizar aquí el caso de Mario Benedetti, un escritor a sueldo, no me cabe dudas, del gobierno cubano, a quien como a muchos de los latinoamericanos que hoy leemos, la Revolución les mató el hambre y les dio fama y fortuna, a cambio de comprar voceros oficiales, o por lo menos, su silencio.
El hotel Habana Riviera donde estaba alojado entonces, le resultó un paraíso, según me contó, agobiado por su vida de burócrata en el Uruguay de entonces, todavía sin Montoneros a la vista. Unas vacaciones muy bien pagadas, que incluían visita a Varadero y más. Pero en el caso de Benedetti, el viaje representó un esplendido contrato, de modo que esta primera visita fue el comienzo de una larga colaboración entre él y la Casa de las Américas, es decir, entre la Revolución y el hombre de los poemas de oficinista.¿Cómo se empató con esa profesión doble de escritor y funcionario de la Casa de las Américas? Es algo que no sabemos, pero lo cierto fue que a los pocos meses regresó en compañía de su esposa, una señora larga y delgada, con cara y estampa de la mujer de Popeye, a quien Heberto Padilla y yo fuimos a visitar a sus habitaciones del Hotel Nacional, donde residía, mientras esperaba que los mudasen para una mansión en Miramar.Supongo que sus vínculos con la Casa de las Américas venían de atrás, auspiciados por la izquierda antiamericana, que entonces asolaba los periódicos y revistas de todo el continente. Ya estaba el teatrista guatemalteco Manuel Galich de subdirector de La Casa de las Américas, y Cuba era el sueño de cada aspirante a literato o artista. Pronto vimos cómo uruguayos y argentinos inundaban la escena habanera.
En el caso de Benedetti, como en el de muchos otros que llegaron a ocupar cargos importantes dentro de los departamentos culturales en Cuba, cierta secreta militancia política debió haber influido grandemente en el logro de esas posiciones. La invasión de latinoamericanos diletantes que llegaban a Cuba y plantaban su tienda alegando ser ya figuras reconocidas en el ambiente cultural de sus países, fue grande y significativa. No todos eran iguales, quiero aclarar, no todos eran farsantes. Pero todos soñaban con la gloria y el apoyo de la Revolución cubana, y con convertirse en profesionales de sus respectivas vocaciones.Recuerdo a varios de ellos, que en su país se dedicaban a la venta a domicilio de sábanas, y a otros, como Francisco Urondo, el poeta argentino, muerto luego durante su etapa de guerrillero urbano. Urondo era buen poeta, y hombre sencillo, tengo que admitirlo, y se apareció en La Habana sin disimular su pobreza. Rodolfo Walsh, en cambio, también muerto por los militares argentinos, provenía ya del periodismo profesional en su país, y estaba dotado para la oratoria marxistoide, pues a él también lo conocí.
De su mundo oficinezco estaba ya cansado Mario Benedetti cuando lo entrevisté para la sección cultural del periódico Granma, donde yo trabajaba entonces. Me parece estar viéndolo aún frente a mí, con aquella expresión tan uruguaya, gritando: *!!Son cuarenta novelas!!*. Y así se tituló la entrevista. No sé si se las leería o no, y tampoco recuerdo al ganador --da igual--, pero aquellas cuarenta novelas no iban a representar un sacrificio muy grande para un hombre que regresaría pronto a la Isla convertido en un importante funcionario de La Casa de las Américas.
Luego, años después, lo encontramos en Madrid, en un evento literario, donde él participaba, y por supuesto, nos viró la cara y no se atrevió a saludarnos. Para entonces ya había sido aupado y pagado por Cuba, y no necesitaba vivir en la Isla, sino aparentar ser un escritor independiente, de éxito, con libros publicados, películas, canciones y más. Camuflajeado de poeta de la sencillez y el amor, de representante cultural del hombre de a pie, logró colarse en todas partes, apoyar los horrores contra los escritores y artistas cubanos, y proclamar a los cuatro vientos su incondicionalidad a un sistema que había extirpado las libertades elementales al pueblo cubano y que lo mantenía en la miseria.
A Mario Benedetti no le habrán oido jamás un juicio inteligente sobre los cubanos, ni siquiera cuando su amiga Haydée Santamaría se pegó un tiro en el 80. De él nunca habrán oido un llamado a la libertad de los presos políticos que Castro mantiene en las cárceles. Vivió lo suficiente para ser testigo de la larga tragedia de los cubanos, pero nunca abrió su boca más que para referirse al exilio en términos peyorativos, y para halagar al tirano. Por supuesto que no iba a denunciar a los que lo habían ensalzado a la cumbre.
Descanse en paz, si puede, el alma de Mario Benedetti. No creo que su obra le sobreviva.
Belkis Cuza Malé
Ha muerto en estos días a los 88 años el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti.
No voy a a hablar aquí de su obra, sino de su persona. Su obra no me interesa para nada. Su poesía tiene el aire de su vocación juvenil, la del perfecto oficinista, es decir, la antítesis de lo que pensamos ha de ser un poeta.
Cuando lo conocí en 1966, había publicado ya algunos de esos libros que concibió detrás de un buró. Pero no era nadie todavia.Benedetti llegó a Cuba como miembro del jurado de novelas en el Premio Casa de las Americas de 1966, si no me equivoco. Uno de los tantos escritores que pululaban en los círculos literarios de Montevideo, que había arribado tarde, como él mismo diría luego, a *la generación del 45*.No me gusta hablar mal de nadie, y menos de un muerto. Pero quiero analizar aquí el caso de Mario Benedetti, un escritor a sueldo, no me cabe dudas, del gobierno cubano, a quien como a muchos de los latinoamericanos que hoy leemos, la Revolución les mató el hambre y les dio fama y fortuna, a cambio de comprar voceros oficiales, o por lo menos, su silencio.
El hotel Habana Riviera donde estaba alojado entonces, le resultó un paraíso, según me contó, agobiado por su vida de burócrata en el Uruguay de entonces, todavía sin Montoneros a la vista. Unas vacaciones muy bien pagadas, que incluían visita a Varadero y más. Pero en el caso de Benedetti, el viaje representó un esplendido contrato, de modo que esta primera visita fue el comienzo de una larga colaboración entre él y la Casa de las Américas, es decir, entre la Revolución y el hombre de los poemas de oficinista.¿Cómo se empató con esa profesión doble de escritor y funcionario de la Casa de las Américas? Es algo que no sabemos, pero lo cierto fue que a los pocos meses regresó en compañía de su esposa, una señora larga y delgada, con cara y estampa de la mujer de Popeye, a quien Heberto Padilla y yo fuimos a visitar a sus habitaciones del Hotel Nacional, donde residía, mientras esperaba que los mudasen para una mansión en Miramar.Supongo que sus vínculos con la Casa de las Américas venían de atrás, auspiciados por la izquierda antiamericana, que entonces asolaba los periódicos y revistas de todo el continente. Ya estaba el teatrista guatemalteco Manuel Galich de subdirector de La Casa de las Américas, y Cuba era el sueño de cada aspirante a literato o artista. Pronto vimos cómo uruguayos y argentinos inundaban la escena habanera.
En el caso de Benedetti, como en el de muchos otros que llegaron a ocupar cargos importantes dentro de los departamentos culturales en Cuba, cierta secreta militancia política debió haber influido grandemente en el logro de esas posiciones. La invasión de latinoamericanos diletantes que llegaban a Cuba y plantaban su tienda alegando ser ya figuras reconocidas en el ambiente cultural de sus países, fue grande y significativa. No todos eran iguales, quiero aclarar, no todos eran farsantes. Pero todos soñaban con la gloria y el apoyo de la Revolución cubana, y con convertirse en profesionales de sus respectivas vocaciones.Recuerdo a varios de ellos, que en su país se dedicaban a la venta a domicilio de sábanas, y a otros, como Francisco Urondo, el poeta argentino, muerto luego durante su etapa de guerrillero urbano. Urondo era buen poeta, y hombre sencillo, tengo que admitirlo, y se apareció en La Habana sin disimular su pobreza. Rodolfo Walsh, en cambio, también muerto por los militares argentinos, provenía ya del periodismo profesional en su país, y estaba dotado para la oratoria marxistoide, pues a él también lo conocí.
De su mundo oficinezco estaba ya cansado Mario Benedetti cuando lo entrevisté para la sección cultural del periódico Granma, donde yo trabajaba entonces. Me parece estar viéndolo aún frente a mí, con aquella expresión tan uruguaya, gritando: *!!Son cuarenta novelas!!*. Y así se tituló la entrevista. No sé si se las leería o no, y tampoco recuerdo al ganador --da igual--, pero aquellas cuarenta novelas no iban a representar un sacrificio muy grande para un hombre que regresaría pronto a la Isla convertido en un importante funcionario de La Casa de las Américas.
Luego, años después, lo encontramos en Madrid, en un evento literario, donde él participaba, y por supuesto, nos viró la cara y no se atrevió a saludarnos. Para entonces ya había sido aupado y pagado por Cuba, y no necesitaba vivir en la Isla, sino aparentar ser un escritor independiente, de éxito, con libros publicados, películas, canciones y más. Camuflajeado de poeta de la sencillez y el amor, de representante cultural del hombre de a pie, logró colarse en todas partes, apoyar los horrores contra los escritores y artistas cubanos, y proclamar a los cuatro vientos su incondicionalidad a un sistema que había extirpado las libertades elementales al pueblo cubano y que lo mantenía en la miseria.
A Mario Benedetti no le habrán oido jamás un juicio inteligente sobre los cubanos, ni siquiera cuando su amiga Haydée Santamaría se pegó un tiro en el 80. De él nunca habrán oido un llamado a la libertad de los presos políticos que Castro mantiene en las cárceles. Vivió lo suficiente para ser testigo de la larga tragedia de los cubanos, pero nunca abrió su boca más que para referirse al exilio en términos peyorativos, y para halagar al tirano. Por supuesto que no iba a denunciar a los que lo habían ensalzado a la cumbre.
Descanse en paz, si puede, el alma de Mario Benedetti. No creo que su obra le sobreviva.
domingo, mayo 24, 2009
sábado, mayo 23, 2009
Ya salió la edición digital del Pica Pica, pueden verlo en PDF en esta dirección: http://www.docampoart.com/storage/picapica2009.pdf
viernes, mayo 22, 2009
miércoles, mayo 20, 2009
martes, mayo 19, 2009
domingo, mayo 17, 2009
MARCHA GAY EN CUBA: DONDE NO ESTÁN TODOS LOS QUE SON, NI SON TODOS LOS QUE ESTÁN
Haga click sobre la imagen
Comandante:
Las cosas que se ven en Cuba no se ven en ningún otro la’o del mundo. Resulta que ahora la hija de Raúl organizó nada menos que un desfile de homosexuales por to’la Rampa en la’Bana, con conga santiaguera y tó. Se sabe que eso sucede en todos los países tolerantes, el problema es que en Cuba, ser marica era delito penado con campo de trabajos forzados desde la época de la UMAP hasta hace muy poco tiempo.
Lo extraño de’sa manifestación fue que Raúl no fue. Las malas lenguas andan regando por ahí que la hija de Raúl lo hace para tratar de justificar a su padre, que to’el mundo en Cuba sabe “de la pata que cojea”. Leí en el periódico que Raúl mandó a Alarcón al desfile, y lo vimos por la TV decir algo como que “el comunismo es inclusivo”. Que clase’caballo, después de mandar pa’la cárcel a intelectuales famosos solamente por ser pájaros.
Leí en Granma también que Fidel acusó a loj’mexicanos de ocultar la gripe porcina pa’que la visita de Obama no se fuera a suspender. ¡Mucha irresponsabilidad! Que lo hubiéramos hecho noj’ostros cuando hubo epidemia de dengue hemorrágico en Santiago de Cuba, todavía se acepta, porque la intención no era recibir a Obama, sino tratar de que el turismo no se enterara. En México la cosa fue asociada al imperialismo y eso ej’grave.
El comemierda de Calderón amenazó con no visitar la isla por la medidas profiláxicas que hubo que tomar contra los mexicanos. Mejor, así no tiene que tragarse el sapo de estar obligado a recibirlo. Nuestro aguerrido y sacrificado pueblo trabajador ahora sufre por las mentiras mexicanas ocultando la epidemia, porque nos mandaron 3 estudiantes de la CIA enfermos de gripe. Por eso apoyamos sus reflexiones contra Calderón y loj’mexicanos.
Por esa reflexión suya supimos que tanto México, cuanto Estados Unidos y Canadá (que se queda calladito, pero que tiene la culpa también, por eso no recibimos su Canciller, no sea que nos trajera la gripe porcina en la maleta) son los culpables que ahora nuestros obreros y campesinos corran el riego de infectarse con esa gripe mexico-norteamericana.
Ahora Comandante, mucho cuida’o con todo eso, mire que la Mafia de Miami no se cansa de repetir que no es lo mismo decir que “una hija de Raúl, para estar en la moda, organizó un desfile de maricas por la Rampa como si fueran ‘mulatas de fuego’ en una conga santiaguera” que “el marica de Raúl organizó un desfile de modas en la Rampa, mientras la hija bailaba una conga santiaguera como si fuera una ‘mulata de fuego’”. ¡Mucho cuida’o con eso mire que la gente va’comenzar a hablar!
Su víctima.
Ciudadano de Segunda
Jorge Hernández Fonseca / http://www.cubalibredigital.com/
Comandante:
Las cosas que se ven en Cuba no se ven en ningún otro la’o del mundo. Resulta que ahora la hija de Raúl organizó nada menos que un desfile de homosexuales por to’la Rampa en la’Bana, con conga santiaguera y tó. Se sabe que eso sucede en todos los países tolerantes, el problema es que en Cuba, ser marica era delito penado con campo de trabajos forzados desde la época de la UMAP hasta hace muy poco tiempo.
Lo extraño de’sa manifestación fue que Raúl no fue. Las malas lenguas andan regando por ahí que la hija de Raúl lo hace para tratar de justificar a su padre, que to’el mundo en Cuba sabe “de la pata que cojea”. Leí en el periódico que Raúl mandó a Alarcón al desfile, y lo vimos por la TV decir algo como que “el comunismo es inclusivo”. Que clase’caballo, después de mandar pa’la cárcel a intelectuales famosos solamente por ser pájaros.
Leí en Granma también que Fidel acusó a loj’mexicanos de ocultar la gripe porcina pa’que la visita de Obama no se fuera a suspender. ¡Mucha irresponsabilidad! Que lo hubiéramos hecho noj’ostros cuando hubo epidemia de dengue hemorrágico en Santiago de Cuba, todavía se acepta, porque la intención no era recibir a Obama, sino tratar de que el turismo no se enterara. En México la cosa fue asociada al imperialismo y eso ej’grave.
El comemierda de Calderón amenazó con no visitar la isla por la medidas profiláxicas que hubo que tomar contra los mexicanos. Mejor, así no tiene que tragarse el sapo de estar obligado a recibirlo. Nuestro aguerrido y sacrificado pueblo trabajador ahora sufre por las mentiras mexicanas ocultando la epidemia, porque nos mandaron 3 estudiantes de la CIA enfermos de gripe. Por eso apoyamos sus reflexiones contra Calderón y loj’mexicanos.
Por esa reflexión suya supimos que tanto México, cuanto Estados Unidos y Canadá (que se queda calladito, pero que tiene la culpa también, por eso no recibimos su Canciller, no sea que nos trajera la gripe porcina en la maleta) son los culpables que ahora nuestros obreros y campesinos corran el riego de infectarse con esa gripe mexico-norteamericana.
Ahora Comandante, mucho cuida’o con todo eso, mire que la Mafia de Miami no se cansa de repetir que no es lo mismo decir que “una hija de Raúl, para estar en la moda, organizó un desfile de maricas por la Rampa como si fueran ‘mulatas de fuego’ en una conga santiaguera” que “el marica de Raúl organizó un desfile de modas en la Rampa, mientras la hija bailaba una conga santiaguera como si fuera una ‘mulata de fuego’”. ¡Mucho cuida’o con eso mire que la gente va’comenzar a hablar!
Su víctima.
Ciudadano de Segunda
Jorge Hernández Fonseca / http://www.cubalibredigital.com/
martes, mayo 12, 2009
lunes, mayo 11, 2009
lunes, mayo 04, 2009
" CAUSAS Y AZARES "...
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EEUU niega visa a Silvio Rodriguez
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